Como ya sabrás, hace un tiempo te contaba cuáles eran los distintos tipos de telas y encajes que se utilizan para confeccionar los vestidos de novia. A raíz de ese post, me habéis pedido mucho que os hable de otros elementos relacionados con el look de la novia. En concreto, hoy hablaremos del velo, una pieza tradicional que no ha perdido su importancia.
El velo es un complemento (generalmente de tul o gasa) que se coloca sujeto al pelo. Tradicionalmente, la novia entraba con el rostro cubierto por el velo, y era el novio quien la descubría. Hoy en día algunas parejas todavía apuestan por este momento, pero muchas otras optan por el velo como un simple elemento decorativo.
Ya sea por creencias o por estética, si te animas a lucir velo el día de tu boda deberás conocer los distintos tipos que existen. La principal diferencia entre ellos es su longitud, por lo que te recomiendo saber cómo será tu vestido antes de decantarte por uno u otro.
Según los estándares, este tipo de velo debería medir como mínimo 2’5 metros de largo, quedando muy por detrás de la cola del vestido. Su aspecto delicado y elegante aporta una mayor sofisticación al look de la novia. Debemos tener en cuenta que, para que este velo luzca en todo su esplendor, es indispensable que el espacio donde se celebre la ceremonia tenga una longitud suficiente para que pueda extenderse totalmente. Además, según el protocolo, la elegancia de este complemento impone una etiqueta rigurosa.
Sin duda, éste es uno de los tipos más tradicionales (y largos). Su longitud simula una cola, extendiéndose unos cuantos centímetros más allá de la propia cola del vestido. Generalmente se realiza con tejidos finos, aportando al look un acabado elegante. Por sus características, estamos ante un velo perfecto para bodas que se celebren tanto de día como de noche, ya que no impone una etiqueta tan estricta como el anterior.
Como su propio nombre indica, se trata de un velo adecuado para el baile debido a su longitud. Este velo se alarga hasta el tobillo, permitiendo bailar sin tropezar. Además, resulta perfecto para lucirlo con vestidos sin cola.
Este tipo se diferencia de los demás por su forma: más corta en la parte delantera y con volumen que se abre hacia los lados. Al contrario que el anterior, en este caso sí que debe cubrir los hombros y los brazos de la novia, enmarcando su cara y cayendo hasta su cintura.
La mantilla es uno de los tipos de velo más típicos de España. Se caracteriza por el encaje que decora sus bordes, así como por su longitud (lo ideal es que llegue justo por debajo de los codos). Al contrario que otros tipos de velos, la mantilla se sostiene en la punta de la cabeza, dejando el rostro descubierto.
Como su propio nombre indica, este tipo se extiende únicamente hasta el codo, con un largo de unos 75 cm. La forma ideal de lucirlo es cayendo sobre la espalda, sin cubrir los hombros de la novia. Por su longitud, resulta un complemento muy cómodo de lucir, por lo que es ideal para novias que quieran disfrutar de su gran día con un look que permita el movimiento.
Como su nombre indica, este modelo cuenta con una longitud inferior a los anteriores: entre 55 cm y 65 cm de largo. Generalmente, cubre el rostro de la novia y llega hasta el hombro. Por ello, resulta ideal para vestidos con escote pronunciado o con mucha decoración, ya que no le quita protagonismo ni le agrega un exceso de volumen.
Seguimos disminuyendo la longitud de los velos hasta llegar a este, uno de los más atrevidos. Al contrario que los demás, éste se sujeta en el lateral del rostro de la novia, cubriendo ligeramente sus ojos y rostro. Otra de sus características es el material empleado, que sustituye la gasa y el tul por materiales de red o de malla. El resultado final es una novia vintage y seductora, con un toque de estilo.
Ahora que ya conoces los distintos tipos de velo de novia que existen, queremos darte algunas pistas más para acertar con su elección. Si quieres lucir el velo que complemente a la perfección tu look de novia, te aconsejamos seguir estos pasos:
Para terminar, queremos darte unas pequeñas pistas de los velos que mejor van con cada vestido y tipo de cuerpo. Como siempre, te recomendamos que utilices esto como una guía. Si te gusta un tipo de velo que no es el ideal para tu rostro o tu vestido, pruébatelo igualmente. Al final, lo importante es que te sientas guapa y cómoda con la decisión que has tomado.
Te aconsejamos que tengas en cuenta la longitud de tu vestido. Por lo general, no es recomendable combinar un vestido corto con un velo largo. En cambio, si llevas un vestido largo podrás optar por cualquier tipo de velo. Del mismo modo, te recomendamos no combinar los vestidos más modernos con los velos más clasicos y largos, ya que el resultado no será coherente. ¿Cómo es tu vestido de novia?
Como siempre, te recomendamos que confíes en los profesionales que te rodean. Estamos seguros de que en la tienda donde compres el vestido de novia estarán encantados de asesorarte sobre el velo que mejor irá con tu look completo. Comparte tu vestido y tu velo también con los profesionales de maquillaje y pelquería para que te ayuden a crear un estilo coherente y que te potencie al máximo. Pero recuerda, la decisión siempre es tuya.
Si te ha interesado este post, te aconsejo que te descargues de forma totalmente gratuita esta guía con información para conseguir un look de novia perfecto. ¡Seguro que la encuentras muy útil!
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